Las Dos Promesas hechas a mi padre: Cuidar su Familia y su Tierra.

El Río de la Vida: mis padres, la canoa y yo.Y cuando tu mirada retorne a tu interior, volverá la Canoa Invisible a conducirte al Río de la Transformación

miércoles, 19 de enero de 2011

PENSAMIENTOS POR LA MUERTE DE MI PADRE

Mi padre, fallecido hace un mes

Señor, le concediste un palmo de vida.
El Hombre no dura más qe un soplo.
El Hombre pasa como una sombra,
huésped de la tierra,
forastero, como sus padres,
inconsciente de lo caduco que es,
y por un soplo se afana,
atesora, sin saber para quién,
cuantas veces, sin saber Quién Es.

Concédeme, Señor, mirar ahora mi vida
con los ojos y el corazón que tendré
en el momento último y definitivo.
Con los ojos y el corazón que vi a mi padre
en sus últimos días.

¡ Lo que en el momento de la muerte
tiene importancia, lo tiene ahora !
Mi padre se fue sintiéndose rodeado de amor.
En definitiva, sólo el amor es lo importante.
Sólo con amor se vive, de verdad, la Vida.

La muerte no es el final.
Es el último paso humano
antes de traspasar la puerta eterna de la Resurrección.
Entre ambos pasos está la espera.
Los cristianos lloramos la separación
que nos impone esa espera,
no la duda ante una nada vacía y absurda que hubiera detrás.

Duele la muerte, como duele la espera,
pero morir sólo es morir, y hasta morir se acaba.

Mi padre coronó ya la cima
hacia la que todos caminamos,
y entonces, vió la Luz,
la Luz que entraba,
por todas las ventanas de su vida,
vió que el dolor precipitó la huida,
y entendió que la muerte ya no estaba.

Morir, sólo es morir, morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.

Acabar de llorar, de hacer preguntas;
ver el Amor sin enigmas, y sin dudas;
descansar de vivir en la penumbra.

Tener la paz, la luz, estar en Casa;
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Luz, tras tanta noche oscura.

Mi padre coronó la cima
hacia la que todos caminamos,
rodeado de amor,
y lo sentía.
Y entonces, vió la Luz,
y su Alma afirmó:
- Ya estoy en Casa.

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