Los legados que dejan los padres: RAÍCES, ALAS.
Los hijos son como flechas vivas, en la mano de Arquero
del Padre, quien los lanza a la vida con la intención de que
la inclinación que a la flecha le ha dado sea para LA FELICIDAD.
A la muerte del Arquero, que es el Padre, la flecha, que es
ya Kaminante, debe recordar sus raíces y a la vez desplegar sus alas,
y recorrer las sendas consciente de su legado.
Las raíces y las alas.
La flecha Kaminante debe recordar sus raíces, honrando al Padre y,
a la par, aprender a volar,
despertando la consciencia, la libertad interior, esa que
te indica el Camino a seguir, esa que te recuerda, día a día, tu
Naturaleza Divina, tu Verdadero Ser, esa que proclama que
no estás solo, que nunca lo estuvistes, que tu Maestro Interior,
siempre está ahí y siempre tuvo todas las respuestas. Si
te paras a escucharlo. Si te paras.
Como dijo Dostoyevski,
SOLO ESPERO SER DIGNA DE MIS PROPIOS SUFRIMIENTOS.
Aprender y crecer espiritualmente de toda pena, de todo
obstáculo, de todo sufrimiento,
eso es lo que hace un Kaminante Guerrero.
Aprender y crecer espiritualmente de la pérdida del Arquero
es lo que toca ahora.
Te honraré, Padre, te honraré, honrando las raíces que me diste y
desplegando las Alas de la Consciencia Pura.
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