EL PESO DEL RENCOR: EL RENCOR AMARGA EL ALMA, NOS BLOQUEA Y NOS ENFERMA.

Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en la vida de cada uno las suficientes penas y sufrimientos como para desarmar cualquier hostilidad. Cuando nuestro EGO se siente herido por la violencia ajena aparecen el ODIO y la AVERSIÓN, que con el paso del tiempo se convierten en RENCOR que amarga el alma y, tarde o temprano, bloquea y enferma a su portador. El problema está en el EGO, el egocentrismo nos coloniza, bloqueando la entrada a la comprensión y a una mirada más profunda y amplia. Es imprescindible empatizar, ponerse en el lugar del otro, recordar que nuestras acciones son el resultado de un complejo programa de condicionamientos y circunstancias, comprender que cada ser humano está en un nivel de conciencia. Existen seres más básicos que se mueven en una banda de miedos y deseos y hay seres muy evolucionados que actúan movidos por valores y procesos de amor y Gracia. Si todavía tenemos alguien a quien PERDONAR, debemos recordar que es un ser con las debilidades y dolores que para todo ser humano la vida conlleva, con su cuota particular de sufrimiento, con sus contradicciones, con sus tormentas internas. La vida es más justa de lo que parece. Uno, en algún nivel y en alguna medida, cosecha lo que siembra. Debemos tener COMPASIÓN con los seres que todavía no tienen el regalo de una CONCIENCIA DESPIERTA Y ATENTA. Debemos aceptar que hay seres poco evolucionados y aunque no aprobemos sus conductas, comprender sus procesos y reconocer las miserias y grandezas de sus almas.