Hoy hemos estado en la casa de Abuelito, a los piés de la peña Oroel, viendo la nieve, el pozo que construyó el verano pasado, .....
Se encoge el corazón al pensar que, por su grave enfermedad,
quizá no tenga tiempo ni salud para volver a su casa, la que más quiere,
la que está en las tierras de sus antepasados.
Desde que los médicos nos comunicaron que le queda poco
tiempo de vida, inevitablemente, surgen pensamientos sobre la muerte.
Decía Calderón de la Barca que la muerte siempre es
temprana y no perdona a ninguno.
Morir, morir,.... morir no es nada.
Empieza pues por VIVIR. Es menos curioso. Es más largo.
Es mucho más duro TEMER a la muerte, que sufrirla.
Para quienes creemos en la inmortalidad del alma, la muerte
solo es un tránsito de un envoltorio corporal a otro.
No somos un cuerpo que contiene un alma, sino un alma
en el interior de un cuerpo.
Pero, a pesar de creer en esa inmortalidad, uno no puede
evitar sentir tristeza al pensar que la muerte siempre aparece
temprana en los seres que quieres, que la muerte te arrebata
momentos bonitos, momentos familiares.
Sólo queda que el tiempo que le reste esté rodeado de amor.
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